domingo, 27 de mayo de 2012

Ser invencible debe ser aburridísimo









Es curioso como el ser humano trata de liberarse de lo que le duele cuando se empeña en ocultarlo. Y como, sin darse cuenta, se deshace de ello con la misma facilidad que con la que lo obtuvo.

Aquella noche me desperté llorando, como solía ser viniendo habitual. Una pesadilla, le llamaba. Pero yo sabía lo que era en realidad: la recreación de una sensación, la percepción de la realidad tal y como la veía y la vivía. Despierto, tratas de esconder lo que te hace débil, reprimir las ganas de llorar. Y al final entierras de una forma tan profunda tus sentimientos que solo eres capaz de liberarlos mientras duermes y tus propios muros son más débiles. O quizás no es porque no eres capaz, sino porque no quieres que sea de otra forma.

Me incorporé en la cama y me lleve las manos a la cara, arrastrándolas hasta la nunca y echando todo el pelo hacia atrás. Reconozco que fue una de las Navidades más duras que he pasado nunca. Durante todo nuestro tiempo juntos, conseguiste que sin ti me sintiera vacío, cojo. Y lo conseguiste, vaya que sí. Era incapaz de no sentirme estafado, de no sentirme un idiota, y de no darme lástima. Tú te fuiste con la primera fulana que se te cruzó por delante, y me abandonaste tras una larga y dolorosa guerra donde mi orgullo y mi propia estima quedaron masacrados ante tu arrogancia y tu egoísmo. Me hiciste desear no sentir nada más.

Comenzaba a amanecer. A través de la hoja de mi balcón, vi como los primeros rayos de Sol comenzaban a aparecer tímidamente a través de la silueta del Mulhacén, y coloreaban con diferentes pinceladas de amarillo, naranja y rosa allá adonde llegaban. Aquella oscura y fría noche de Diciembre se estaba acabando, y la oscuridad se escondía de la llegada inminente de un nuevo día.

Y entonces, ocurrió.

No me preguntes como ni qué sucedió. Pero algo en mi cabeza hizo “clic”, y comprendí que las pesadillas, las lamentaciones y la melancolía no podían durar para siempre. Tenía que acabar. Y podía esperar a que la oscuridad se fuese sola o ser como el Sol y decidir salir por mí mismo.

Hasta ahora no me había dado cuenta de que desde que me desperté, seguía llorando. Me sequé las lágrimas con el dorso de las manos que seguían recorriendo mi cara, contuve el aliento y me prometí que serían las últimas que derramaría por ti. Por mí.

¿Sabes? Fue una sensación extraña. Hasta hace un instante no podía parar de centrarme en el dolor y ahora, era feliz, o algo muy cercano a ello. Me volví a recostar en mi lado de la cama mientras disfrutaba de esa olvidada sensación de bienestar. Miré hacia el lado izquierdo de la cama, hacia tu lado. Tras un rato pensándomelo, rodé ligueramente y me situé en el centro del colchón. Fue el primer acto de rebeldía que cometía en mucho tiempo. Me estiré tanto como pude en el momento, tratando de alcanzar las esquinas de la cama con mis cuatro extremidades, y sintiendo como mis escuálidos brazos y mis cansadas piernas se llenaban de energía.  Y solté una risotada mientras analizaba esa repentina sensación de libertad: una risotada gutural, extraña y demasiado bruta, pero sincera.

Me sentía libre. Mi corazón latía muy rápido; pero esta vez era diferente. Era una fuerza agradable, y una rapidez liberadora, no angustiosa. Me sentía yo mismo; había vuelto, y con ello, pude enterrar los restos que había aún de ti.

Lo intentaste, y casi lo consigues. Tanto durante como después de la relación, hiciste todo lo que tuviste en tus manos para acabar conmigo. Por eso, tengo algo que decirte a ti y a todos los que quieran hacerme daño y seguir tus pasos:

Podréis hacerme desear desaparecer, que me crea veneno y fuego en vuestra boca; podéis apagarme y hundirme en la mayor de las miserias. Pero nunca conseguiréis arrebatarme esa parte de mí que me ayuda a recuperarme y a regenerarme de los golpes. Tardaré el tiempo que necesite, pero volveré, y mucho más fuerte. Porque soy así. Y porque lo que no te mata, te hace más fuerte.

sábado, 12 de mayo de 2012

No es posible, ¡N-NO ES POSIBLE!

Estar enamorado es una mierda. Venga, ¡asumidlo! Es hora de aceptar que el amor es basura, un lastre, caca de la mala, de la que tu madre te decía cuando tenías las manos llenas de porquería.

Porque vamos a ver, ¿alguien me quiere explicar que tiene de bueno el amor? ¡NADA! ¡Absolutamente nada! De hecho, es lo peor que le puede pasar a una persona. ¡Es un desastre! Todo tu mundo se vuelve patas arriba, y a partir de entonces, las relaciones entre tu estómago y tu persona se vuelven tensas, pero tensas de cojones. Ya sea por las maripositas típicas, o el nudo en el comienzo del pobre cuando sientes/presientes/sospechas/intues/crees/afirmas y muchos verbos más, que algo va mal.

Esa es otra, ¡las putas mariposas! Os juro que a veces tomaría ácido en estado puro para destruirlas. Pero no lo hago porque se que en realidad no hay nada ahí abajo, y el ácido me mataría. Y yo tengo que sobrevivir y saborear el placer de salir de otro enamoramiento/relación frustrad@, e ir alternando durante un par de semanas la maravillosa sensación de la libertad y la autosuficiencia con la quinceañera destroyer que todos llevamos dentro y que se emperra a atiborrarse a helado mientra ve películas del amor perfecto, puro, duradero y romántico, donde los protagonistas están más buenos de lo que nunca tu estarás, típica de Hollywood.

En el mejor de los casos, te enamoras y no eres correspondido. Entonces llegan los victimismos, los llantos, los "¿Por qué no me quiere ;A;?", el acordarte del gilipollas de turno con cada canción moñas y pastelosa que suena en el reproductor de música, y, en general, regodearte en esa fascinante y, reconozcámoslo, satisfactoria melancolía amorosa mientras comes helado suficiente como para estallarte las arterías.

Ahora, si eres correspondido, la has cagado. Pero bien cagada. Porque ahora te esperan dos semanas, un mes, dos a lo sumo, de amor, cariño, caritas sonrientes y besitos. Aprovéchalos porque después te vienen los marrones más random, estúpidos y, aun así, cargantes, de toda la historia de la humanidad.

Con el pariente, te viene la suegra, ¡oh, las suegras! Esas mujeres si que son pruebas de fuego y de amor y de la madre que las parió a todas. Luego, ten cuidado con el tema de los exs, porque seguro, seguro, tienen algún trauma con alguno de los suyos: o no se lo quitan de la boca ni con ácido, o te comparan constaaaantemente con ellos, o siguen enamorados, o, lo que es peor, es su amigo. Mec mec. No sales de la soltería para meterte en semejante berenjenal.
Te van a controlar hasta el detalle más puntilloso, y caerán en la tentación de decirte qué tienes que hacer y cómo y cuando, ¡porque lo hacen! ¿Celos? Por todos lados; celosos de tus amigos, celosos de tu hermana, celosos de tu gato, celosos del aire que respiras. ¿Y ellos? Ellos pueden hacer lo que les salga del pipote y tú sin rechistar, vayamos a que te llamen histérico.

¿Quieres un consejo, querido lector? Estudia mucho, trabaja en lo que te gusta; viaja, ve mundo; se responsable y permítete un capricho de vez en cuando. Hazte muchas pajas (o dedos, según el lector) y folla sin atarte; y cuando seas adulto, adopta o ten un hij@, que eso si es amor, y del que vale la pena. La vida es muy corta como para amargarte de por vida con el primer gilipollas que te sonríe.

Atentamente: un enamorado.

viernes, 4 de mayo de 2012

"Tú no sabes lo que es querer"

"Bueno, yo estoy aquí y él no. Es un buen principio."

"No está aquí porque él me quiere. Le pedí que me diera espacio y me lo dio."

"¿Y eso qué tiene de amor?"

"Es parte de ello. El amor no es una tarjeta de cumpleaños, o los anocheceres y las flores; eso es fácil. El amor es hacer algo antes de que te lo pidan. El amor es hacer cosas que te disgustan, que no te apetecen; es tener un amigo y saber cuando callarte. No puedo decirte lo que es el amor, lo que sí puedo decirte es que esto no lo es."